Numerosos estudios han mostrado que la restricción de algunos productos en la dieta, pueden mejorar la sintomatología de quienes padecen Trastorno Digestivo Funcional. En especial se ha puesto atención a la restricción del consumo de carbohidratos fermentables de cadena corta, a los que se les ha denominado FODMAP.
24-05-2022 Compartir
Por Mónica Basave
Los trastornos funcionales del intestino son padecimientos crónicos que incluyen el Síndrome de Intestino Irritable (SII), constipación funcional, diarrea funcional, distensión o hinchazón funcional y otros trastornos funciones no especificados. Los pacientes que presentan este tipo de padecimientos se diagnostican con el Trastorno Digestivo Funcional (TDF). El Síndrome del Intestino Irritable es el Trastorno Digestivo Funcional más común y afecta al 15% de la población. El SII afecta de forma importante la calidad de vida de las personas y su tratamiento puede verse afectado por distintas alteraciones en: el eje intestino-cerebro, la motilidad gastrointestinal, el aumento de la fermentación o la hipersensibilidad visceral. Dichas alteraciones se han descrito como una disbiosis en el que las bifidobacterias y lactobacilos se ven reducidos en número cuando se comparan con individuos sanos.
Numerosos estudios han mostrado que la restricción de algunos productos en la dieta, pueden mejorar la sintomatología de quienes padecen TDF. En especial se ha puesto atención a la restricción del consumo de carbohidratos fermentables de cadena corta, a los que se les ha denominado FODMAP, por sus siglas en inglés, Low Fermentable Oligo, Di, Monosaccharides and Polyol. La restricción consiste en reducir y/o limitar al máximo el consumo de alimentos ricos en: fructanos, galacto-oligosacáridos, galactanos, lactosa, fructosa y polioles, todos ellos carbohidratos que se fermentan en el colon, y que son en gran medida los responsables de las alteraciones que comúnmente afectan a este tipo de pacientes.
Los fructanos se encuentran de forma natural en productos como el trigo y la cebolla y productos a los que se les adiciona fructosa para mejorar textura y sabor. Los galacto-oligosacáridos, están presentes en productos como la leche, productos lácteos, leguminosas y algunas nueces y semillas. Fructosa y lactosa son ejemplos de monosacáridos y disacáridos respectivamente, y se encuentran en alimentos como las frutas, sus derivados, leche y yogur, bebidas lácteas, carnes marinadas y en productos en los que la fructosa se emplea como aditivo, como en productos de panadería y repostería. Finalmente, los polioles, como el sorbitol, el xilitol y el manitol se encuentran presentes de forma natural en productos de origen vegetal como manzanas, peras, ciruelas y champiñones; así como en chicles y caramelos sin azúcar, donde se usan como edulcorantes no calóricos.
Además de estos carbohidratos fermentables de cadena corta, existen otros componentes que también forman parte de la denominada fibra dietética; estos son polisacáridos de cadena larga, que fermentan en menor grado y forman parte de la fibra insoluble. En la composición de este tipo de fibra destacan la celulosa, la hemicelulosa, la pectina y los almidones resistentes. Estos últimos pueden generarse en pasta que se recalienta previo a su consumo, provocando cambios estructurales en el almidón, haciéndolo menos susceptible a ser digerido y en consecuencia a fermentarse por la microbiota intestinal. De forma natural, la fibra insoluble se puede encontrar en alimentos como cereales integrales, castañas, leguminosas, ciruelas, peras y manzanas.
Resulta importante mencionar que todos estos carbohidratos, impactan de forma selectiva el desarrollo de microorganismos deseables en el organismo, por lo que también se les conoce como prebióticos. Estudios científicos han probado que los componentes alimenticios no digeribles presentes en este tipo de carbohidratos son utilizados selectivamente por las bacterias intestinales para la fermentación, lo que las asocia con resultados benéficos a la salud al inducir cambios en la microbiota intestinal. Estos microrganismos, denominados probióticos son responsables de la salud digestiva, y aunque existen estudios que demuestran que determinados probióticos son efectivos mejorando los síntomas del SII, también, se ha encontrado que el consumo de prebióticos en pacientes que padecen TDF pueden incrementar la sintomatología en pacientes que padecen SII, celiaquía y sensibilidad al gluten no celíaca. Sin embargo, aún no existe suficiente evidencia para sustentar que una reducción en el consumo de alimentos que contienen este tipo de carbohidratos, de un beneficio a largo plazo para los pacientes con padecimientos asociados al TDF.
La supervisión de especialistas en la salud, sin duda ayudarán a que ningún grupo de alimentos quede excluido de la dieta correcta para estos pacientes y que en su caso se busquen alternativas que no alteren la ingesta de nutrimentos ni comprometan la absorción de micronutrimentos. Estudios publicados recientemente en Europa, recomiendan como seguro el consumo de algunas variedades de alimentos que pueden integrarse a la dieta de pacientes con TDF sin causar un incremento de sintomatologías adversas para ellos; de igual forma recomienda el consumo moderado o la reducción de algunos otros en los que se ha observado que pueden incrementar síntomas que causan malestares digestivos. Ejemplos de algunos alimentos se pueden observar en la siguiente tabla.

Una dieta baja en FODMAP puede facilitar la identificación de alimentos que desencadenan los síntomas del TDF. Lo importante será que en el largo plazo se encuentre el equilibrio entre los alimentos que desencadenan efectos negativos y aquellos que mejoran los síntomas tras la restricción alimentaria. De cualquier forma, sólo bajo la supervisión de un especialista, se podrá valorar de forma personalizada el efecto que tiene el tipo de alimento y la cantidad de alimento o bebida que desencadenan los síntomas asociados al TDF. Además, estos pacientes, pueden recibir orientación sobre nuevas recetas y técnicas culinarias que les ayuden a encontrar alternativas que disminuyan las manifestaciones de los trastornos digestivos. Muchos productos se han modificado en su composición pensando en las personas que tienen este tipo de padecimientos, por lo que revisar el etiquetado de los productos, les permitirá conocer el contenido de FODMAP presentes en ellos.
Fuentes de consulta:
Rivera, B. A. (2002, June). Trastorno digestivo funcional: síndrome de Intestino Irritable. Scielo.Org.Pe. http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S1022-51292002000200001&script=sci_arttext
C., C. F. (2015, September 1). DIETA BAJA EN FODMAP EN EL SÍNDROME DE INTESTINO IRRITABLE | Revista Médica Clínica Las Condes. elsevier.es. https://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-clinica-las-condes-202-articulo-dieta-baja-en-fodmap-en-S0716864015001273
Sophía, L. N., & Martínez Vázquez, E. (2016, February). FODMAP. Www.Incmnsz.Mx. http://www.incmnsz.mx/imagenes/dietafodmaps.html
EUFIC. (2013, October 16). El papel de la microbiota intestinal en la salud humana. https://www.eufic.org/es/vida-sana/articulo/el-papel-de-la-microbiota-intestinal-en-la-salud-humana
Tech, R. T. F. (2017, August 29). Fibregum de Nexira, una fibra certificada para FODMAP. The Food Tech. https://thefoodtech.com/historico/fibregum-de-nexira-una-fibra-certificada-para-fodmap/